El coronavirus impide la llegada de los más de 150 profesionales que cada año llegan a Castilla y León desde Sudamérica y Europa del Este

El sindicato Coag de Castilla y León alerta del riesgo sanitario que se puede producir en las granjas de ovino de la comunidad ante la escasez de esquiladores. En la región existe una veintena de profesionales que realiza este trabajo pero, cada año, llegan hasta la comunidad más de 150 expertos procedentes de países como Uruguay, Polonia, Ucrania, Eslovaquia o Rumanía.

Según el sindicato, profesionales de la esquila procedentes de Europa del Este o de Sudamérica recorren todos los años Castilla y León, generalmente de abril a octubre, esquilando a los aproximadamente tres millones de ovejas que conforman la cabaña ovina, la más importante de España solo por detrás de Extremadura. “Es un trabajo bien remunerado, cada esquilador cobra más de 100 euros diarios, pero es un trabajo duro, muy pocos jóvenes manifiestan su deseo de diplomarse en este ancestral pero irreemplazable oficio”, asegura el sindicato agrario.

El cierre de las fronteras decretado para contener la expansión de la pandemia va a impedir que los profesionales lleguen a España y en las explotaciones ovinas, según han comunicado a COAG varios ganaderos afiliados, comienzan a temerse lo peor.

En Castilla y León hay una media docena de empresas que realizan estas labores de esquileo tras contratar a expertos extranjeros. Estas empresas, junto a las cooperativas afectadas, están desarrollando gestiones ante Trabajo para lograr una excepción a la norma pero no hay noticias todavía. Y será difícil que las haya positivas, asegura el sindicato

La cabaña ovina necesita imperiosamente un esquileo, y en ocasiones dos, al año para garantizarse su sanidad. La lana es un nido de gérmenes que puede infectar toda la granja.

Además, la capacidad productiva de un animal merma considerablemente en condiciones de precaria sanidad (el animal contrae enfermedades como sarna y roña) y las medidas de bienestar animal son de imposible cumplimiento sin que el animal esté pelado y aseado.

“En las granjas de ovino los problemas llueven sobre mojado, porque estas explotaciones ya están sufriendo los efectos secundarios del cierre de restaurantes que hunden el consumo de lechazos y por ende, se hacinan en las naves ganaderas sin horizontes precisos para lograr la descongestión”.

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