Los fieles procedentes de todos los rincones de la diócesis abarrotaron la catedral zamorana acompañando a Millán Núñez Ossorio, el joven benaventano que hoy ha sido ordenado sacedorte. Una celebración que no se realizaba desde hace siete años en Zamora, en mayo de 2012, cuando el obispo ordenó sacerdote a Santiago Martín, actual párroco de Villarrín de Campos.

Tras una larga y emotiva procesión de entrada en la que el ordenando participó todavía en calidad de diácono, la celebración comenzaba animada por el coro formado para la ocasión por fieles del arciprestazgo de Benavente que, entonando el cántico “Reunidos en el nombre del Señor”, significaba con la solemnidad de su música la transcendencia de este acontecimiento para la diócesis zamorana.

Después de las lecturas bíblicas, Gregorio Martínez en su homilía dio la bienvenida a la familia y a la mucha gente que acompañaba en el acto. Especialmente tuvo unas palabras de afecto hacia la catequista de Millán.

Insistió Gregorio Martínez que la tarea sacerdotal “no es la de un especialista sino la de un siervo, tal y como lo atestiguan los dos santos celebrados en la solemnidad del día, mártires por ser fieles a la verdad”. Le recordó también el obispo que la edificación de la Iglesia “es una tarea ancha, que debe asumir con gozo inmenso para toda la Iglesia”.

A partir de este día “eres del Señor y este te llevará donde él quiera”. En referencia directa a una de sus preocupaciones pastorales, el obispo le indicó que como futuro sacerdote no buscase tanto ser acompañado como acompañar a cuantos Dios le ponga en su camino; el mejor examen de tu ser sacerdotal será  saber “cuánto acompañas, cuánto dedicas” a los demás, eso es “lo que te ha de preocupar siempre”. Terminó diciéndole que “ser cura es vivir en soledad con Dios”, pero acompañado de su luz bendita que envuelve y anima.

Tuvo también una palabra para los presbíteros que acompañaban la celebración y que “por desgracia cada vez son menos”, animándoles a que siguieran construyendo la diócesis para revitalizarla en colaboración del Obispo.

Concluyó deseando a que esta gozosa ordenación sirva para “refrescar el corazón, para oxigenarse” y animar a todos, especialmente a los presbíteros, a actuar con humildad, misericordia, actitud de servicio, sin prepotencia y dando la vida por los demás. “Esto no ha hecho nada más que empezar” le indicó a Millán invitándole a que de inmediato se ponga en la fila de sus hermanos curas para seguir haciendo  la Iglesia de Dios en Zamora.

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