Un sol radiante ha querido que este año el desfile de la Cofradía de la Virgen de la Esperanza haya sido especialmente brillante. Túnicas de raso verde y blanco y mujeres de luto profundo han desfilado por el casco histórico para protagonizar una procesión que han seguido miles de personas desde unas calles que estaban a rebosar.

Tocadas con su peineta, portando sus velas con tulipa, las mujeres han acompañado a la Virgen desde Cabañales hasta la Catedral, donde hermanos y hermanas de la cofradía han entonado la Salve

La Virgen de la Esperanza, una imagen de vestir obra del escultor cántabro Víctor de los Ríosde 1950, ha lucido una vez más su espectacular manto verde bordado en oro y cuajado de estrellas con perlas.

El momento culminante de la procesión ha sido, un año más, la subida de la calle Balborraz, un lugar donde el público se ha congregado de forma masiva para disfrutar de un tramo especialmente vistoso por el esfuerzo que supone para los cargadores superar el desnivel de la calle.

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