El próximo sábado, las campanas tocarán para recordar a Argusino, el pueblo sayagués que hace ya medio siglo desapareció bajo las aguas del embalse. El acto tendrá lugar cerca del lugar donde estaba antaño el pueblo, en la ermita de la santa Cruz construida a orillas del pantano para recordar la antigua iglesia parroquial del pueblo, dinamitada en el año 1967.

Esta iniciativa pertenece a un movimiento europeo puesto en marcha por la asociación Hispania Nostra, que pretende reivindicar su sonido –en muchos casos ahora relegado a meras labores de programación que han homogeneizado el sonido de las campanas– como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad con motivo de Año Europeo del Patrimonio Cultural. Tal y como especifica Hispania Nostra, “el proyecto pretende con esta actividad llamar la atención sobre la preservación y valoración del toque de campanas manual y apoyar una idea de unidad cultural múltiple basada en un patrimonio cultural diverso: inmueble (campanario) mueble (campanas) e inmaterial (su preservación mediante el toque manual por campaneros que interpreten sus diferentes lenguajes sonoros)”.

Zamora es precisamente una de las ciudades de España en las que aún se mantiene esa tradición manual, aunque no por ello ha querido desligarse de este proyecto. Por ello, la provincia suma una docena de puntos que ubican a todas las comarcas de Zamora –así como a la propia capital–. Todas ellos, puntos aún poblados, salvo Argusino.

Es en ese momento en el que, a iniciativa de la Asociación Cultural de Campaneros de Zamora, Argusino representará a la comarca de Sayago en este proyecto. A falta de su iglesia serán las campanas de la ermita de la Santa Cruz en las inmediaciones del embalse las que desempeñen tal función. Sus sonidos se sumarán a una llamada colectiva contra la despoblación y el olvido, algo en plena sintonía con los inicios de la Asociación Cultural Argusino Vive.

El municipio de Argusino conocía hasta doce toques diferentes de las tres campanas que coronaban la iglesia de Santa María Egipciaca (databa del siglo XV) dependiendo del tipo de acto.

Precisamente las campanas es otro de los temas que siempre ha estado presente en la mente de los argusinejos, muchos de ellos apenados por no conocer su destino final tras la desaparición del templo original. La casa parroquial de Cibanal fue su última ubicación conocida. A partir de entonces, los argusinejos tuvieron que esperar a la década de 1970 para recibir a sus sucesoras, ahora ubicadas en la ermita construida a orillas del embalse, ya en el término de Villar del Buey que recibió parte del terreno del desaparecido municipio.

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