Cada vez, muchos menos

Los agentes sociales, los partidos políticos, el proyecto Zamora 10 y también el CES han dado la voz de alarma. Desde hace ya muchos meses que la pérdida de población se ha convertido en el gran problema de la provincia de Zamora.

Las cifras son tan alarmantes, tan escandalosas, que no queda otra que sentir pavor al contemplarlas. Perder un 10% de la población provincial en diez años es una tragedia de tal magnitud que debería motivar una reflexión general sobre qué futuro queremos todos para esta provincia.

Que Castilla y León, la región más envejecida de Europa tenga una media de pérdida de población del 4% y eso contando con la aportación a esta cifra del desastre zamorano, dice mucho de la distancia sideral que separa Zamora del resto de territorios de la región, y de paso, pone en un brete a la Administración Regional, en buen parte gran responsable de esta desigualdad por culpa de la proverbial manía del ejecutivo regional de favorecer descaradamente el eje Valladolid, Palencia, Burgos.

El caso es que si bien es necesaria la identificación de los culpables, es más necesario aún el diseño de las soluciones. Habló hace poco la delegada del Gobierno de una “discriminación positiva”. Podría ser. Pero han sido tantos años de “discriminación negativa” que difícil resulta pensar que una decisión así pueda revertir el desastre.

Sobre el tejado del PSOE queda ahora empezar desde Madrid a practicar esa discriminación de la que habló Barcones. Una autovía entre la capital a Portugal, y sobre todo, medidas de reindustralización efectivas y reales, son cuestiones que pueden ayudar. Aunque quizá lleguen tarde.

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