“Mi música no es para bailar, yo intento que relaje y las letras sean profundas porque quiero llegar a la gente. Quiero que mis canciones sean importantes a la hora de escucharlas, que lleguen más allá”, expresa la cantautora

REDACCIÓN: LETICIA GALENDE

Se dice que uno no es de donde nace, sino de donde pace. Algo que sabe muy bien la artista Lucía Gonzalo quien reconoce que es “más zamorana que otra cosa”. Nacida en Logroño, se trasladó a vivir a Zamora con tan solo 6 años de edad. Fue entonces cuando en una de sus visitas a la biblioteca descubrió los discos de Joaquín Díaz y comenzó una relación con la música tradicional de la que ha hecho su profesión.

“¡Qué es esto! ¡Qué maravilla! Era lo que pensaba cuándo escuchaba los discos”, recuerda. Ahí se encendió la llama que fueron alimentando profesores como Carmen Ramos o Alberto Jambrina con los que coincidió en su infancia. No faltaron las clases de guitarra en la Escuela de Música de Zamora. Clases que se prolongaron durante cuatro años y que Lucía abandonó para practicar otra de sus pasiones: el tenis, al que se dedicaba de forma profesional.

“Aunque ya no iba a clases, veía muchos vídeos de YouTube de gente tocando la guitarra y de manera autodidacta iba aprendiendo”, cuenta. Fue viendo esos vídeos cuando descubrió la guitarra eléctrica y decidió dejar el tenis y apostar por la música. “Empecé a cantar a la vez que tocaba la guitarra y me di cuenta que me apasionaba”, añade.

Desde ese momento, Lucía se formó en su pasión. Cuatro años de musicología mientras empezaba a cantar en bares y salas de Zamora. Actuaciones en las que su talento no pasó desapercibido haciendo que cada vez fueran más. “A pesar de que Zamora es una ciudad pequeña, hay bastante oferta cultural. Además, he encontrado bastante ayuda en la asociación de artistas de la ciudad”, explica Lucía.

Un camino que, a pesar de todo, no está siendo fácil. “Un músico tiene que intentar buscar otros trabajos, yo no puedo vivir solo de dar conciertos, es imposible. Ahora estoy dando clases de guitarra y en otros proyectos de composición de canciones. Tienes que buscarte mil cosas más para poder sobrevivir de la música. Tenemos que empezar a valorar más el tema del arte, incluso, nosotros como músicos, tenemos que valorarnos. No puede ser que a un grupo de músicos se les diga, por ejemplo, os pagamos con cervezas”, lamenta.

“No hay que pensar que de un día para otro, vas a estar triunfando. Esto es año tras año, trabajo y más trabajo. Ahora me llaman para muchos actos, estoy tocando en muchos sitios y voy a sacar varios temas propios, pero no se consigue de un día para otro, hay que trabajártelo mucho”, cuenta.

Una recompensa a años de estudio y trabajo en los que la cantante ha creado su propio estilo. “Mi estilo es muy intimista, es una música para escuchar y analizar. Mi música no es para bailar, yo intento que relaje y las letras sean profundas porque quiero llegar a la gente. Hay música para todo y para distintos momentos. La mía es más para prestar atención”, señala.

Música que bebe de la tradición, atreviéndose a tocar ‘El Bolero de Algodre’ con guitarra eléctrica o poniéndole voz a poemas de Claudio Rodríguez, Luis Ramos o León Felipe, entre otros.

“Ahora hay una tendencia de renovar o deconstruir la música tradicional y de volverla a traer a los tiempos modernos lo que está muy bien porque el mundo cambia y la música también cambia con él. Es muy importante que revaloricemos esa música tradicional porque es de dónde venimos y sus letras nos han dado a conocer la cultura de nuestros antepasados”, explica.

Un resurgir de la música más antigua que Lucía reconoce que en Zamora tiene muy buena aceptación. “En Zamora se valora más la música tradicional que en otras partes. Al final de cada concierto, me piden siempre ‘El Bolero de Algodre’ o ‘Dime, Ramo Verde’. Tenemos mucha pasión por la música tradicional pero hay que intentar sacarla de aquí, que se escuche fuera”, considera la cantautora.

Una joven musicóloga de 26 años a la que le fascina el estudio de la música y la investigación de la música tradicional. “Es curioso como una canción puede explicarte un montón de cosas sobre la historia porque la música siempre ha estado ahí”, expresa.

Un amor por la música que utiliza también para concienciar y reivindicar. “Ahora estoy produciendo mis propios temas y me encantaría sacar un disco mío con mis propias canciones. Mis canciones son mucho de crítica social y quiero que sean importantes a la hora de escucharlas, que no se quede en una canción de amor o desamor que llegué más allá”, declara.

Temas sobre la despoblación como ‘Amapola Blanca’ que “habla de una ciudad que está muy dormida y no se despierta, a la que no llegan las ayudas…” y cuyo videoclip verá muy pronto la luz para poner en valor la provincia de Zamora. Melodiosas pero, duras críticas sociales a través de canciones en las que Lucía también hace referencia al acoso escolar o la inmigración.

Música con la que la artista zamorana busca poner algo de freno a este mundo en lo que todo es instantáneo y estamos sobrecargados de información. Canciones que paran el tiempo e invitan a pensar.