Esta ponencia, dirigida a trabajadores y voluntarios de la entidad, analiza el trabajo de Cáritas en materia de Cooperación Internacional

Carmen Gómez de Barreda, responsable de los proyectos en Europa en Cáritas Española, comenzaba esta formación acercando, a los presentes, el Modelo de Cooperación Fraterna de Cáritas.

Un modelo que nace con tres desafíos: el primero como Iglesia Universal, desde la espiritualidad encarnada y transformadora; desafío ético que nos compromete los últimos, con una mirada integral y global y desafío cultural, una cultura de solidaridad en un mundo globalizado. Con dos elementos constitutivos, pero diferenciadores, como son la fraternidad y la dimensión universal de la caridad.  Como afirma con Gómez de Barreda “es un proceso institucional y de trabajo, basado en la persona. La parte económica no es suficiente para recuperar su dignidad y salir adelante, nos centramos en todo lo que afecta a las personas”.

La intervención de Cáritas en cualquier país se hace mediante un plan estratégico, “nos coordinamos con otras organizaciones. En proyectos de desarrollo, fuera de las emergencias, hay mucho trabajo propio aunque sí hay que conocerse entre las organizaciones de Iglesia y adaptarnos al trabajo y el espacio en el que está cada uno”. Cáritas trabaja en tres vertientes: ver, juzgar y actuar.

“Ver la realidad cambiante, un mundo desigual, herido, con una deuda ecología, un mundo interrelacionado y en el que hay que conocer las causas. Ejemplo el conflicto de Ucrania que afecta a otros países como a Somalia que importaba el 90% del trigo” y es que, como apunta Carmen Gómez, “incluso en las emergencias hay personas que son más vulnerables que otras, Cáritas pone el foco en ellas, trabajando el antes, el durante y el después. Hay que tener en cuenta que son procesos de media o larga duración”.

Juzgar, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, analizando la realidad social con datos y con la mirada de la fe y actuar desde todas las líneas que trabaja Cáritas, “no tiene sentido hacer un proyecto sino lo vivimos todos como confederación”, asegura Gómez de Barreda. Líneas de trabajo de Cáritas: derecho a la alimentación, acción humanitaria, construcción de paz, cuidado de la creación, movilidad humana, fortalecimiento institucional  y medios de vida.

DERECHO A LA ALIMENTACIÓN Y SEGURIDAD ALIMENTARIA

Por su parte, Pablo Reyero Aubareda, responsable para el Sahel de la Unidad Técnica de África dentro del Área de Cooperación Internacional y Ayuda Humanitaria de Cáritas Española, habló sobre el derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria, poniendo el foco en la zona de Sahel.

El Sahel cruza África en su eje horizontal más ancho, Cáritas trabaja, concretamente, en los países de: Senegal, Malí, Mauritania, Burkina Faso, Níger y Chad. Estos países, que viven en un contexto de mucha violencia y conflictos armados, tienen un mismo clima que genera un mismo sistema agrícola y ganadero. Es una zona en la que durante tres meses llueve mucho y posteriormente no llueve nada. “Trabajamos para garantizar que los meses de escasez no sean muchos ni muy graves” comenta Reyero.

La diversidad en la dieta de las personas que viven en esta zona siempre ha sido insuficiente. “En su dieta no había diversificación. Cuando se dispuso de agua para regar, uno de los primeros trabajos fue la apertura de huertos. Surgen iniciativas de huertos comunitarios, normalmente llevados por mujeres, que solo necesitan un apoyo de Cáritas para perforar un pozo y acompañar a las mujeres a la alcaldía para que ellos les cedan el derecho de la parcela a cambio de una cantidad simbólica” afirma Pablo Reyero.

En esta zona del Sahel hay una parte de producción ganadera con abrevaderos y establos.  Cáritas ha ayudado en la adquisición de algunos ejemplares. También existe la piscicultura, “desde Cáritas se hacen  formaciones y con esa producción mejora en ingresos como en nutrición”, apunta Reyero.

Desde Cáritas también se contribuye al desarrollo de otras ideas y propuestas de las personas del lugar, como por ejemplo la producción de jabón, la perforación de pozos, “en algunos lugares hay un solo pozo para 5.000 o 6.000 personas”, o la construcción de puentes para que en los meses de lluvia no se queden incomunicados.

En definitiva, un apoyo a la población de forma integral, un acompañamiento en el que lo principal es el respeto a la dignidad de las personas, pero también contribuir con nuevas herramientas o con el aprovechamiento de las ya existentes a la mejora de los ingresos de las familias y su nutrición.