Los rojiblancos se vieron superados en todo momento por el cuadro gallego, que defensivamente fue infranqueable y ofensivamente un torrente
Algún día tenía que llegar, y llegó en el “partido grande” de la temporada. Porque, por plantillas, Zamora y Pontevedra estaban en todas las quinielas para ser los principales candidatos al ascenso directo. Y en esa tesitura, en la de un primero contra segundo, se vieron las caras zamoranos y gallegos. Eso sí, a una distancia amplia a favor de un Zamora que ha maravillado a propios y extraños, ya que los rojiblancos contaban con siete puntos más que los granates.
Recuperó Movilla la idea habitual, con laterales largos con Víctor López y Julen Castañeda, pero eso sí, tuvo que reestructurar el centro del campo ante la lesión de Juanan. Theo García fue el sustituto en un partido en el que también se cayó Etxaburu, sustituido por Morales. Las bandas fueron las esperadas, con Priego y Mancebo jugando con libertad y generar ofensivamente.
Sin embargo, el plan pronto se fue al garete. En los primeros compases, el Pontevedra se hizo dueño y señor de la pelota, encerrando al Zamora atrás y dejándole solo con el recurso del contragolpe. Y para contragolpear, solo había dos opciones: buscar las bandas y aprovechar la velocidad de Mancebo y Joel Priego, que estaban jugando muy retrasados ante la cantidad de ayudas defensivas que había que realizar, u optar por un fútbol directo. El principal obstáculo es que solo Pito Camacho podría llevar a cabo esa tarea, que sin contar con Etxaburu a la ayuda, se complicó excesivamente. Así, con posesiones largas, el cuadro gallego encontró el camino en el primer cuarto de hora. Yelko Pino aprovechó un centro medido de Ángel Bastos para rematar de semichilena y adelantar al Pontevedra con una genialidad (0-1).
Con 0-1 el Zamora reaccionó bien. De hecho, pudo empatar en varias ocasiones, pero le faltó el remate. Durante un cuarto de hora, los de Movilla encerraron a los de Yago Iglesias y ganaron el segundo asalto a puntos. Pero, en ese escenario, también cabía otra opción: la contra gallega que fulminase. Y ocurrió. Una jugada personal de Álex González le permitió irse por línea de fondo. Puso el centro atrás y Dalisson, libre de marca, puso el partido muy cuesta arriba. El 0-2 parecía dejar sentenciado el partido, pero la realidad es que la diferencia de dos goles se pudo quedar corta para lo acontecido. Primero Chiqui no acierta en un mano a mano, después el propio Chiqui no acertó a batir a Fermín Sobrón en una vaselina, y por último, Benjamín Garay envió la pelota a la escuadra. Tres ocasiones tuvieron los gallegos para sentenciar.
En la segunda parte, el Zamora salió volcado. Por primera vez, consiguió echar atrás a un Pontevedra que se mostró impecable en defensa. Aún así, Pito Camacho primero, que envió la pelota a las nubes con un remate dentro del área, y segundo, Morales, con un zapatazo desde 35 metros que obligó al portero rival a sacar una buena mano. Y se acabó, porque a los pocos minutos, Rufo puso el 0-3 al rematar una pelota desde la izquierda.
A la hora de partido, el partido estaba acabado. El Pontevedra supo jugar mejor, desquició a un Zamora que solo volvió a tener opción mediante un mano a mano de Etxaburu que sacó bajo palos Churre, y anotó el tercero por medio de Alex González, que dejó el definitivo 0-4. Los zamoranos entregaron las armas, los gallegos no quisieron hacer más sangre, y el Zamora, a pesar del resbalón, sigue líder, a cuatro puntos, pero teniendo claro que no es imbatible y a mayores, que hay plantillas que por calidad pueden superar a la de Movilla.