El equipo del debutante Yago Iglesias volvió a tirar el partido en defensa y a ser inoperante en ataque para ceder (2-0) ante un Real Unión que escapa de la zona baja

Raúl Nieto

Una jornada más, y mismo guion que siempre. El Zamora volvió a regalar tres puntos, esta vez ante el Real Unión de Irún, en un partido calcado al de semanas anteriores: posesión estéril, indecisiones en defensa y falta alarmante de remate en ataque. El efecto Yago Iglesias -al que se le presuponía al menos un cambio en intensidad- quedó eclipsado por el mismo escenario de siempre.

El técnico gallego decidió sacar al segundo punta del once, reforzando más una mediapunta que era inexistente desde la pasada temporada. Con Adri Herrera en punta, y Dani Hernández ganando trabajo por dentro, Iglesias trató de conectar el centro del campo con la delantera, sobre todo para hacerse fuerte en las segundas jugadas tras proponer fútbol directo. Pero la idea fue papel mojado y se volvió a ver un equipo que, ante la duda, nunca buscó la sorpresa, sino el pase atrás que permitía el repliegue del rival.

Y en ese pase atrás constante, llegó el error que le costó al Zamora el ir otra vez por detrás en el marcador. Una cesión absurda y comprometida de Cordero a Jon Villanueva, terminó con un regate fallido del portero vasco, que fue aprovechado por Pradera para ajusticiar a un Zamora que, a pesar de no haber hecho méritos para ir ganando, tampoco había hecho deméritos para ir perdiendo, pero cuya eterna fragilidad defensiva le costó otra desventaja más.

Tras el tiempo de asueto, el Zamora salió decidido a dar un pase adelante, pero se encontró con el otro problema que empieza a ser flagrante: la falta de gol producida por la falta de remate. Y, con un quiero y no puedo, el Real Unión sabía que llegaría otro desajuste -como ha ocurrido en todas y cada una de las jornadas ligueras- para sentenciar el partido. Así fue: una transición defensa-ataque, Aitor Seguin cedió para que Kun batiese a placer a Jon Villanueva y dejase sentenciado un choque al que le quedaban 20 minutos más de penitencia rojiblanca.

Y no hubo más que contar, salvo un pique entre el jugador unionistas Oyarzun y tres futbolistas rojiblancos que terminó con la expulsión del vasco tras una entrada tan dura como innecesaria. El Zamora quedará a expensas de los resultados de mañana para saber a qué distancia se queda de la permanencia.

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