Dos goles de Julián Luque de penalti salvan un punto (2-2) con más tintes amargos que dulces ante un Extremadura que mostró una cara opuesta al día de la Copa

Raúl Nieto

En un partido para terminar de dar un golpetazo encima de la mesa y disipar dudas, el Zamora volvió a fracasar y dejó más más dudas que certezas en el Francisco de la Hera. El equipo rojiblanco salvó un punto, seguramente injusto, ante un Extremadura que regaló un penalti a falta de dos minutos para la conclusión para dejar a ambos prácticamente en la misma situación.

Entraba en las quinielas que Yago Iglesias repitiese el once que arrasó el pasado miércoles en partido de Copa ante el mismo rival, pero la imagen fue bastante distinta, tanto por el Zamora como por un Extremadura que dejó de lado todos los males extradeportivos que sufre la entidad blaugrana. Al Zamora le costó entrar, pero un tiro de Carlos Parra obligó al meta a hacer un paradón con mano dura abajo, minutos antes de que, tras un córner que nadie alcanzó a rematar y que la zaga local estuvo a punto de introducirse en propia portería.

Tras el tiempo de asueto, el Zamora dio un pasito adelante, buscando profundidad por unas bandas que se veían nutridas de balones servidos por un sensacional Jorge Fernández que destacó otra vez en la mediapunta. Precisamente, desde la banda izquierda, un centro raso de Jon Rojo terminó con una mano del central. Julián Luque, que venía de fallar en Logroño, transformó con tranquilidad y puso por delante a un Zamora que ya estaba en el mejor escenario posible.

Sin embargo, tras el 0-1, llegaron los peores minutos -con mucha diferencia- de los rojiblancos. El Extremadura olió sangre y se echó encima de la puerta de Mapisa. Después de varios minutos achicando, sin generar nada arriba, Víctor Villacañas batió al meta africano del Zamora para establecer en empate justo, visto los méritos de unos y de otros. Y sin embargo, no era la peor noticia, porque seis minutos después, una falta de entendimiento entre Mapisa y Carlos Ramos dejaron el balón muerto para que Víctor Pastrana anotase a puerta vacía.

Para más inri, Juanan se rompió con todas las ventanas hechas, por lo que el Zamora acabó el partido con diez ante un Extremadura que buscó sentenciar. En un escenario así, un golpetazo de suerte o un océano de fe es lo que te salva un partido. Y una mezcla de ambas, fue lo que evitó la debacle. Porque Dieguito peleó un balón que parecía fácil del portero y porque, la única falta de entendimiento entre el meta local y su defensa fue en la última jornada. El ariete salmantino robó la cartera y fue arrollado por Fran Cruz, que evitó que Hernández anotase a puerta vacía. Luque volvió a transformar y permite al Zamora sumar a los rojiblancos un punto insuficiente, pero que se puede considerar un botín visto lo visto.

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