Los rojiblancos empataron (1-1) frente al Badajoz gracias a un penalti transformado por Mario Losada

Punto es punto. Y a pesar de que el partido tenía tintes negros antes del arranque, la realidad es que si alguien mereció ganar fue el Zamora. No lo hizo, pero se sigue mejorando notoriamente en cierto aspectos del juego. Unas mejoras que se han visto reflejadas, especialmente, en el segundo tiempo de hoy.

Revolucionó David Movilla el once para lo que era una finalísima en el banquillo. Tiró a Cordero al lateral izquierdo, arriesgó con Parra, y se la volvió a jugar con Jon Rojo de extremo. El vasco, sin embargo, ni estuvo ni se le esperó en todo el partido, lo que le costó la sustitución en el descanso. Kepa Vieites volvió a la derecha y la dupla en ataque fue Losada – Adri Herrera. La otra pieza que entró fue Julián Luque por el sancionado Carlos Ramos, quien formó la pareja de baile con Juanan en la medular.

Si bien el segundo tiempo fue esperanzador, el primero fue la historia de siempre. Y, por primera vez, se puso en duda la actitud de algunos jugadores. Unas dudas que se convirtieron en pitos con el paso de los minutos. En unos primeros cuarenta y cinco minutos insulsos y soporíferos, Gorka Santamaría remató libre de marca un córner desde la izquierda para adelantar a un Badajoz del que no se volvieron a tener noticias ofensivas en todo el partido. Fue la única jugada reseñable de la primera parte, a excepción de un tiro de Kepa desde la frontal que atrapó Gonzalo.

Movilla cambió en el descanso los carrileros. Javi Navas entró por Parra, y Jorgín por el desaparecido, una vez más, Jon Rojo. Tras unos diez primeros minutos de tanteo, Kepa, el mejor del Zamora en ataque, forzó un penalti, que transformó con un lanzamiento raso, duro y centrado. El tanto del empate hizo crecerse a un Zamora que tuvo varias acciones de balón parado peligrosas, y sobre todo, un disparo de Kepa Vieites a pase de la muerte de Dani Hernández que se encontró con un paradón de Gonzalo.

Fue el único coletazo en ataque de un Zamora que pudo -y seguramente mereció- ganar a un Badajoz que se mostró ramplón en un Ruta de la Plata que terminó agradeciendo al equipo su buena segunda parte. Ahora, y ya con Carlos Ramos, más la posibilidad de ir vaciando enfermería, tocará viajar a La Matapiñonera de San Sebastián de los Reyes, con la intención de dar un puñetazo en la mesa y seguir sumando puntos fundamentales.

 

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