Los gallegos, ya campeones, dejaron una grata imagen ante un Zamora que logra salvar otra final

REDACCIÓN: RAÚL NIETO / FOTOGRAFÍAS: ANDRÉS MORENO

El Zamora sigue vivo. Es la mejor noticia a falta de seis puntos por disputarse. Los rojiblancos, ya con la obligación de hacer pleno de victorias recibían al Arenteiro, justamente campeón del grupo I de la Segunda RFEF, cuya temporada ha sido de auténtico récord. Eso sí, los gallegos, aunque no salieron a morder por no tener tensión competitiva, dejaron una buena imagen y los argumentos para entender por qué los ourensanos están líderes.

Salió el Zamora con Dani Hernández y Pau Miguélez en los volantes, con Sancho y Viana en las bandas y Charly en punta de lanza. El Zamora buscó portería, pero le faltó el remate que habitualmente le falta. Eso sí, el Arenteiro solo salió a buscar una contra, un recurso que pierde fuelle cuando defiendes en tu frontal de área. En ese escenario, el Zamora se empezó a gustar, pero con una grada impaciente por no tener finalización. En los primeros compases, solo un disparo de Juan Silva desde la frontal puso en aprietos al meta.

Se empezaba a volcar el juego hacia la meta rival, y fruto de ello llego el gol. Fue una recuperación de Luismi Luengo la que inició una jugada en la que Pau Miguelez abrió a banda para que Juan Silva pusiese un centro con música a Charly. El ariete gallego supero con un toque sutil a un portero que se quedó a media salida y que trajo un poco de tranquilidad en mitad del nerviosismo. A partir de ahí, el Zamora se acomodó, y pudo matar el partido en diversas ocasiones, pero la falta de acierto volvió a dejar el partido en el limbo.

En la segunda entrega, los gallegos dieron un paso al frente y empezaron a crear peligro a un Zamora que aguantaba. Las entradas de Vallejo y Ander el Haddadi dieron un poco de frescura en tres cuartos, que trajeron peligro en las transiciones. Los visitantes pusieron en aprietos a Troya, sobre todo por medio de Pibe, con dos disparos desde la frontal, especialmente un primero que el meta tuvo que sacar de la escuadra.

En los minutos finales, el Zamora pudo matar, pero ni Iban Ribeiro en el último pase ni Pana en el remate fueron capaces de anotar el gol de la tranquilidad. Al final, se terminó pidiendo la hora, pero se consiguió amarrar una victoria vital para seguir con vida. Aunque fuera de puestos de ascenso, el Zamora finaliza la jornada sexto, a solo dos puntos de los puestos de privilegio, con la sensación de que ningún equipo de la zona alta es fiable.

Ahora, los rojiblancos viajarán hasta Avilés para buscar un triunfo que le permita entrar en puestos de play-off, y si sale la carambola, recuperar puestos. Será el domingo, en horario matinal (12:00h.) y en jornada unificada.

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