Más de 350 familias zamoranas dependen de un centro comercial que ha mantenido siempre abiertas sus puertas y que nunca ha dejado de prestar servicio a sus clientes

La brutal crisis económica desatada como consecuencia de la pandemia ha pasado también una dura factura al Centro Comercial Valderaduey, que a la disminución de las ventas y la pérdida de público ha tenido que sumar los cierres impuestos por la Administración Regional.

Los efectos de la pandemia han sido muchos y muy graves. Una quincena de establecimientos cerraron sus puertas por no tener un carácter esencial; más de medio centenar de trabajadores permanecen en un ERTE; la zona de ocio y restauración ha sufrido también cierres, aunque quizá la peor de todas esas consecuencias, señala Miguel Escudero, gerente del CCV, “sea la pérdida de clientes que llevaban 28 años ininterrumpidos visitando el centro y que han perdido la costumbre de venir a comprar, que se han acostumbrado a adquirir sus productos en otros lugares o de forma on line”.

La pérdida de afluencia, en el mejor de los casos, se cifra en más de un 30% en alimentación, y una cifra muchísimo más alta para el resto.

“Nos sentimos maltratados por la Junta, que se ha pasado semanas advirtiendo de que los centros comerciales estaban cerrados cuando eso no era cierto dado que solo se cerraron los establecimientos no esenciales», declara.

La reivindicación del centro comercial con vistas a un futuro que sigue siendo incierto. “Solo queremos que nos dejen trabajar”, señala Escudero, que deja claro que los clientes pueden acudir con total tranquilidad a comprar al centro.

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