No hace mucho Portugal se estremeció con el incendio más grave de su historia. Miles de hectáreas quemadas y lo que nadie pudo imaginar nunca, más de medio centenas de víctimas mortales. Este fin de semana, Doñana siguió por el mismo camino. Hectáreas de altísimo valor medioambiental pasto de las llamas y miles de personas atrapadas en una trampa llena de humo y fuego. Se vivieron escenas de terror con gente lanzándose al mar en busca de refugio.

Ambos escenarios nos quedan relativamente lejos. Y el paso del tiempo, de las horas, de los días, hará que la tragedia se borre de nuestra frágil memoria colectiva. Pero el peligro está ahí presente, acechando…y podría afectar a Zamora.

Los servicios de extinción cruzan estos días los dedos pidiendo suerte, la misma de los últimos años, la que no hubo en Guadalajara, Portugal y Doñana. Todos son conscientes de que la tragedia podría estar a la vuelta de la esquina y por eso maldicen al verano y a los incendiarios.

Una tragedia de similar envergadura sería perfectamente posible en Zamora y por eso, más que nunca, más que otros años, hay que pedir prudencia y respeto a los zamoranos.

Este año hay que extremar las precauciones hasta el límite, o podemos estar a las puertas de un desastre como el vivido por el país vecino.