La Cofradía de Jesús Nazareno ha desafiado a una madrugada invernal desfilando con su habitual e imponente estampa. La marea de cofrades vestidos de laval negro, al ritmo de las bandas de cornetas y tambores, ha llenado las calles de la capital con sus cruces, sus almendras garrapiñadas y su desfilar a trompicones tan propia de este desfile.

La procesión partió con un cierto retraso tras el tradicional ‘baile’ del Cinco de Copas. Poco a poco, con la llegada de las primeras luces del día la procesión fue adquiriendo su impresionante aspecto habitual, con sus más de cinco mil hermanos en las calles de la ciudad acompañando a los pasos y las bandas de música.

La ‘Reverencia’ ya contó con la presencia en las calles de miles de personas deseosas de disfrutar de la procesión del Viernes Santo a pesar del frío reinante y de la llovizna que en algunos momentos de la noche amenazó al desfile.

A partir de ese momento, y con los primeros rayos de sol templando un poco el ambiente, la procesión estuvo acompañada por una multitud de gente apiñada en las aceras para ver el paso de los pasos, las bandas y los hermanos del Nazareno.

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